El pie diabético es el resultado de una neuropatía (daño de los nervios) y una vasculopatía (daño de los vasos sanguíneos) que se provoca en pacientes diabéticos mal controlados o con años de evolución. Incluye una pérdida o alteración de la sensibilidad y del aporte vascular, que favorece la aparición de úlceras de difícil curación. La disminución o pérdida de la percepción del dolor y una mayor predisposición a presentar infecciones, dificulta el tratamiento.
La máxima expresión de esta enfermedad es el pie de Charcot, que es una neuroartropatía en la que se produce destrucción y fragmentación osteoarticular de de forma completamente el pie.
Es preciso individualizar el tratamiento, pues no será lo mismo la aparición de una pequeña úlcera por hiperpresión, que una neuroartropatía de Charcot. En general, el tratamiento inicial del pie diabético es el correcto control de los factores que lo desencadenan, entre ellos un correcto control de la glucemia, abandono del hábito tabáquico, control de las dislipemias y la tensión arterial, y de los factores de riesgo cardiovascular. También es de vital importancia el uso de un calzado cómodo que evite los roces y la aparición de nuevas ulceraciones.
En casos en los que la úlcera ya esté presente, será fundamental añadir curas seriadas y valorar la posibilidad de disminuir las zonas de hiperpresión mediante cirugía mínimamente invasiva que disminuya en la medida de lo posible la aparición de infecciones.
Caso aparte es la aparición de una neuroartropatía de Charcot, de difícil tratamiento. En estos casos será preciso valorar la posibilidad de realizar artrodesis (fijaciones) entre diferentes huesos del pie, preferentemente de forma mínimamente invasiva, o aplicar un tratamiento mediante fijadores externos de tipo hexápodo.