El ácido hialurónico es un componente que está presente en el líquido que tenemos en nuestras articulaciones, actuando como lubricante para disminuir el roce durante la movilización articular. Con la degeneración de las articulaciones (artrosis), las articulaciones tienden a generar mayor cantidad de líquido sinovial (derrame articular), pero con una peor composición (menos viscoso) y, por lo tanto, ineficaz para disminuir la fricción. La viscosuplementación del líquido sinovial mediante inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico es un tratamiento sintomático ampliamente utilizado en la artrosis de grandes (rodilla, tobillo…) y pequeñas articulaciones (manos…).
No es preciso tener ninguna preparación en especial. El proceso de infiltración es rápido e indoloro, realizándose bajo las más estrictas normas de asepsia en unos 3-5 minutos.
No es preciso tener ningún cuidado en especial, salvo la higiene del punto de punción. También es recomendable guardar cierto reposo y aplicar hielo local para evitar la inflamación articular.
Las inyecciones de ácido hialurónico intraarticular están contraindicadas en pacientes con infecciones activas en la articulación a infiltrar o en la piel. Una contraindicación relativa es la existencia de una artrosis muy avanzada, en la que la posibilidad de mejoría disminuye drásticamente.
Es frecuente que el efecto sea muy rápido o incluso inmediato, con claras mejoras en las primeras horas o días tras la infiltración de ácido hialurónico. La duración del efecto es variable en función del estado articular, rondando los 6-12 meses o incluso más en algunas ocasiones.