Una inestabilidad crónica causa dolor, inseguridad para la marcha en terrenos irregulares, facilidad para nuevos esguinces y, a la larga, derivará en una artrosis (una degeneración) del tobillo. La reinserción artroscópica de los ligamentos rotos es la técnica de elección en la mayoría de las ocasiones, aunque en ocasiones puede ser necesario reforzar la sutura con fibras sintéticas o incluso realizar una plastia del ligamento afectado.
La decisión de elegir una u otra técnica depende de diferentes factores que se valorarán en consulta, siendo el objetivo final devolver la estabilidad al tobillo para permitir la reincorporación a la actividad deportiva y disminuir las posibilidades de degeneración de la articulación del tobillo.
En la fase inicial del esguince son de utilidad el reposo, la elevación de la extremidad afectada, la aplicación de frío local y los antiinflamatorios tópicos y, en ocasiones, vía oral. Los ejercicios propioceptivos del tobillo y un buen tratamiento fisioterápico ayudarán a recuperar la función y la actividad del tobillo en la mayoría de las ocasiones, si bien es posible que algún esguince se convierta en una inestabilidad crónica de tobillo, con mucha facilidad para nuevos esguinces recurrentes, que precise tratamiento quirúrgico.
Una inestabilidad crónica causa dolor, inseguridad para la marcha en terrenos irregulares, facilidad para nuevos esguinces y, a la larga, derivará en una artrosis (una degeneración) del tobillo. La reinserción artroscópica de los ligamentos rotos es la técnica de elección en la mayoría de las ocasiones, aunque en ocasiones puede ser necesario reforzar la sutura con fibras sintéticas o incluso realizar una plastia del ligamento afectado.
La decisión de elegir una u otra técnica depende de diferentes factores que se valorarán en consulta, siendo el objetivo final devolver la estabilidad al tobillo para permitir la reincorporación a la actividad deportiva y disminuir las posibilidades de degeneración de la articulación del tobillo.